No existen verdades absolutas ni teorías acabadas; menos aún si se trata del comportamiento humano, de sus motivos, procesos, finalidades y logros. Es de sumo interés continuar explorando acerca de las emociones y la personalidad, en un mundo donde el curso de los sentimientos —la sensibilidad, que no de la sensiblería— ha caído muy por debajo de lo valioso fundamental —importante para este mundo enajenado—, ante la cotización de lo material, lo visible, lo presumible, lo aparente, es decir, de lo que se tiene en lugar de lo que se siente, de lo que se es.